Pacientes colombianos y venezolanos buscan salud en buque hospital de EE.UU.
Santa Marta. (EFE). Nerviosa pero entusiasmada Noris Márquez, venezolana recién llegada a Colombia, conversa con uno de los médicos del buque hospital USNS Comfort de la Armada de EE.UU. en los que deposita sus esperanzas de una cirugía de corrección de paladar hendido a su hijo de tres años.
El médico, que habla un español básico, trata de calmarla y de explicarle el procedimiento que se le hará al pequeño que ajeno a la conversación juega entre las camillas en las que otros pacientes esperan su turno de cirugía en el barco hospital que esta semana está fondeado en la bahía de Santa Marta, en el caribe colombiano.
Márquez, de 25 años y que también sufre de labio leporino y paladar hendido, explicó a Efe que su hijo heredó estas malformaciones y que sólo se enteró que el feto "venía así" a los ocho meses y medio de embarazo "cuando ya el bebé iba a nacer". Su hijo es uno del aproximadamente centenar de personas que serán beneficiadas con las cirugías que harán los médicos del USNS Comfort.
El buque cuenta con 80 camas para cuidados intensivos, 280 más de cuidados intermedios y más de 500 de cuidados limitados, entre otras, además de 12 quirófanos, una sala de radiología, otra de tomografía axial computarizada (TAC) y un banco de sangre con 5.000 unidades.
También tiene dos laboratorios médicos, uno principal y otro satélite, un zona de recepción estéril, farmacia, sala de fisioterapia y cuidado de quemaduras, servicios de odontología y optometría y un laboratorio de lentes.
El barco tiene además un depósito que puede albergar hasta 30 cadáveres de pacientes que fallezcan durante procedimientos.
Durante esta misión, que concluirá el próximo sábado, los médicos de la Armada estadounidense atenderán a numerosos pacientes seleccionados por las autoridades locales, como Johan Ángel, que desde hace cinco meses espera una cirugía para la extracción de un lipoma abdominal.
Ya canalizado y listo para entrar al quirófano, Ángel dijo a Efe que desgraciadamente nunca pudo conseguir la autorización para la cirugía en el sistema de salud público colombiano a pesar de tener todos los exámenes clínicos hechos.
"Afortunadamente tuvimos esta bendición de que hubiera llegado gente de otro país a ayudarnos porque (de lo contrario) no sé qué hubiera hecho", explica, pues el tumor ya no le permitía trabajar porque "el dolor ya era insoportable".EFE