De Afganistán a España, la odisea de un periodista para huir de los talibanes
Nueva Delhi. (EFE).- Poco después de entrar en Kabul, los talibanes le apuntaron con un arma. Luego llegaron los mensajes de auxilio de otros periodistas como él, a los que buscaban en sus casas, así que decidió huir en avión con su familia. Pero el caos en el aeropuerto lo empujó por tierra a Pakistán hasta llegar a España.
Este periodista, que lleva casi siete años trabajando con Efe en Afganistán y debe mantener oculta su identidad por seguridad, reconoce que «estaba completamente seguro de que los talibanes no entrarían en la ciudad hasta que se completara una transición política de poder», como habían prometido públicamente.
«Pero al salir de la oficina por la tarde me encontré con un primer combatiente talibán en la carretera cerca de mi casa. Me apuntó directamente con su arma desde unos 70 metros. En ese momento pensé que todo había terminado», relata, pero en vez de girarse y tratar de huir, decidió seguir de frente, sin aparentar miedo.
Entonces se dio cuenta de que el combatiente le estaba examinando con la mirilla del arma para saber quién era, y al ver que no suponía una amenaza, le dejó marchar. «Al llegar a casa, recibí el mensaje de un amigo en WhatsApp, donde escuché los gritos de una amiga periodista que gritaba desesperadamente pidiendo ayuda y decía: ‘¡Los talibanes están llamando a la puerta de casa y la buscan!'».
Fue entonces cuando el esfuerzo de las embajadas de España en Kabul, Islamabad y Nueva Delhi, más la coordinación del periodista paquistaní de Efe con las autoridades de Pakistán, lograron un pase relámpago para el periodista y su familia, que no tenían pasaportes.
Con la documentación en regla, el nuevo punto de salida era el paso fronterizo de Torkham, un trayecto mucho más corto: «Aunque tenía mucho miedo, porque sabía que los talibanes podrían sacarme del autobús (en cualquier momento), decidí salir de Kabul». «Pero gracias a Dios, a lo largo de los más de 250 kilómetros de recorrido, atravesé una decena de puestos de control de los talibanes sin problema y llegué a Pakistán», celebra, aunque en la frontera aún tendrían que pasar horas y continuas llamadas a las autoridades paquistaníes para lograr el permiso final de entrada.
En Pakistán, al fin a salvo, la embajada española en Islamabad se ocupó de localizar un vuelo de evacuación de la Unión Europea, acompañarles hasta el aeropuerto y, ya allí, subirles a ese avión que les llevaba, después de una larga odisea, rumbo a España. EFE