El balazo fue en la cabeza, lo lanzó al suelo y lo dejó aturdido pero está vivo, porque el casco lo salvó

Santa Bárbara de Arauca. “Estoy vivo gracias a Dios, el Señor me ha dado una  segunda oportunidad”, dijo al Noticiero del Llano, “el soldado que está vivo por obra y gracia”.

Parece mentira, pero es la realidad, ya que ese hombre adscrito a la octava  División del  Ejército, se salvó milagrosamente,  cuando un francotirador, desde la penumbra, le disparo y la bala, que lo lanzó al suelo y dejó aturdido, impactó en  el casco.

Parece mentira, pero cuando  Yilmar Alexis Guapacho Martinez,  estaba  protegiendo la  vida  de otro militar internado en el hospital  de  Saravena, después  de  ser herido cuando desactivaba  un artefacto  explosivo, un desconocido para  las  autoridades, le disparó para acabar con su vida, pero el proyectil le  dio de frente  al casco que portaba, y este ciudadano, se mantendrá  en el  ejército y pendiente de su hogar integrado por  su madre,  esposa y dos hijos.

La unidad motorizada del Grupo de Caballería Mecanizado N.°18 General Revéiz Pizarro de la Octava División del Ejército Nacional, está atenta a ayudar a la  comunidad  en  esta  convulsionada  zona,  ya que  disidencias  de las extintas  FARC,  como  integrantes  del  ELN  y otros grupos, cometen periódicamente  actos delincuenciales en la región.

Pese a que el  hecho se  presentó  hace  varios días, en  Saravena y Arauca  se comenta  en todos los círculos este hecho, ya que  es considerado por los moradores, y las mismas Fuerzas Armadas  como insólito y se pone de presente el favor de Dios, y como fundamento, las oraciones de la mamá de Yilmar Alexis y de  su esposa,  que todo los días invocan al Divino Creador para que proteja a  este joven soldado de la patria.

“Continuaré en el ejército y actuaré con la misma diligencia de siempre”, dijo a los periodistas el militar que se mantiene prestando el servicio y que se salvó en este atentado gestado por el criminal que huyó, animado no se sabe por quién o quienes buscar acabar con la vida de personas, cuyo único pecado es portar un uniforme y trabajar diariamente en la defensa de las gentes, y por el imperio de la democracia, que así no sea perfecta, se mantiene en esta época  donde lamentablemente la violencia es ejercida por quienes, con actitud  guerrera, buscan destruir el patrimonio de los colombianos.

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