El circo se resiste a morir en Colombia por la pandemia del coronavirus
Ovidio Castro Medina, Bogotá. (EFE).- El mundo del circo vive sus peores días pero el Hermanos Gasca, varado en Bogotá hace casi dos meses por el confinamiento del coronavirus, se resiste a bajar el telón y confía en que más temprano que tarde el público regresará para darle vida al espectáculo.
Los motores de esta quijotada son Raúl y Martín Gasca, la cuarta generación de hermanos de una familia circense mexicana que metió sus vidas en una carpa para llevar alegría al mundo.
«El circo está pasando por la peor crisis de su historia porque el circo para vivir necesita público, necesita que vengan las familias, que vengan los niños, que compren una boleta. Hoy en día eso es imposible», dice el polifacético Raúl a Efe, mientras dirige desde el borde de la pista un ensayo que luego se transformó en un show virtual.
Lo de polifacético lo justifica el mexicano de 41 años porque un día puede ser payaso, maestro de ceremonias o uno de los siete motociclistas -una de ellas mujer- que en el «globo de la muerte» hacen piruetas a gran velocidad. De momento, las 120 personas que se arropan bajo la carpa azul del circo de los Hermanos Gasca comparten la misma preocupación y es saber cuándo volverán a tener espectadores en vivo, ya que no es solo esperar a que termine la cuarentena, el 25 de mayo, sino a que se les autorice a realizar funciones.
Pese a esa incertidumbre, el Circo Hermanos Gasca mantiene armadas las tribunas en donde los asientos amarillos esperan que la gente vuelva a copar las casi mil localidades disponibles.
A Raúl Gasca le preocupa que los ahorros de la compañía se están acabando, pero lo que realmente le quita el sueño es la «incertidumbre de no saber cuándo vamos a volver a abrir».
«Esperamos con la ayuda de Dios abrir nuestras puertas lo más pronto posible y así seguir haciendo mejor lo único que sabemos hacer, que es circo», subraya Raúl, quien concentra sus esfuerzos en regresar a la actividad pero con presencia de público, aunque ha utilizado la virtualidad para no perder vigencia.
En las redes sociales la aceptación ha sido buena. En una de las primeras presentaciones virtuales lograron casi 800.000 reproducciones y más de 1,3 millones de comentarios.
«Eso nos demuestra que el circo está vivo, que la gente lo sigue esperando y queremos regresar (…) pero con público que es la otra parte esencial del circo», apostilla.