El hombre y el niño accidentados debajo de una tractomula en Bogotá iban para Puerto Gaitán, Meta
En un conmovedor relato, Felipe Blanco, de 38 años, contó los momentos difíciles que vivió al ser accidentado por una tracto mula cargada de tubos y que se desplazaba en sentido contrario invadiendo carril y que terminó volcada y sobre el automóvil en el que iba, Felipe, y su hijo de 3 años, a la madrugada del pasado viernes, 20 de diciembre en Bogotá.
Desde la habitación de la clínica y postrado en la camilla, relató que, él estuvo en Chiquinquirá bautizando a su hijo, y su suegro, el abuelito del niño, le entregó $2’470.000 para el menor.
Viajaron de noche para atravesar la capital de la república a la madrugada previendo que no hubiera congestión vehicular a esa hora. El destino final era Puerto Gaitán, Meta, donde tiene el domicilio y su trabajo.
Lo insólito es que sobre las 3:00 de la madrugada, ladrones habían hurtado la Tractomula en Soacha y al conductor lo golpearon y lo retuvieron por unas horas, mientras que otro sujeto identificado como, Juan Sebastián Ospina, se llevó el rodante y en Kennedy, le quitaron el GPS, pero la Policía ya lo estaba siguiendo.
En la persecución sobre la avenida Boyacá con Esperanza, el conductor de la tracto mula, en medio del desespero, se fue en contravía y al subirse a un separador se volcó.
Desafortunadamente, en ese instante venía el Automóvil, al que choco de frente y la tractomula quedo encima del pequeño carro de manera lateral.
El niño fue socorrido por dos mujeres que pasaban en ese momento, mientras llegaron los bomberos y la policía que, después de una hora y media, de trozar latas y retirar tubos, recuperaron al conductor del automóvil que había quedado aprisionado de sus extremidades inferiores.
Dice el mismo, Felipe Blanco, víctima del accidente que, observó que ya en la ambulancia el paramédico tomo la billetera y sacó el dinero y luego devolvió la billetera y dijo que no había dinero. Expresa que estuvo consiente casi todo el tiempo y volvió a reclamarle el dinero y la respuesta después “tranquilo que aquí no hay ladrones” pero se perdieron los $2’470.000 y una cadena de oro que el niño lleva en el cuello.
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