Germán Castro Caycedo, testigo y cronista excepcional de la Colombia real
Bogotá. (EFE).- El escritor y periodista Germán Castro Caycedo, fallecido a los 81 años de edad, fue un testigo excepcional de la realidad y los conflictos colombianos, que plasmó en magníficas crónicas y numerosos libros publicados a lo largo de medio siglo.
Su frondoso bigote, encanecido por los años, se hizo conocido entre los colombianos desde mediados de los 70, cuando publicó su primer libro, «Colombia amarga» (Planeta), todo un éxito editorial y punto de partida de una prolija carrera literaria.
En «Colombia amarga», publicado en 1976, el escritor y periodista nacido el 3 de marzo de 1940 en la localidad de Zipaquirá, a 50 kilómetros de Bogotá, recopiló sus primeras crónicas sobre un mal endémico del país, la violencia que ha marcado todos los periodos de la historia nacional.
Desde muy joven mostró una pasión por el periodismo, en especial para contar historias, que lo llevó a convertirse en un referente nacional y en campeón de ventas por libros en los que además de la violencia retrató el país a partir de historias de las guerrillas, del narcotráfico, el espionaje policial e incluso de las leyendas populares.
«Fue, por supuesto, un gran periodista, un gran autor, combativo y lúcido, pero lo que a mí más me impresionó siempre fue su generosidad: murió el reconocido periodista Germán Castro Caycedo», lamentó hoy el escritor Ricardo Silva Romero.
En su juventud, Castro Caycedo pasó por varios medios colombianos y su gran salto lo dio al ingresar en 1967 al diario El Tiempo, donde durante diez años mostró esa faceta de cronista, investigador y reportero inmerso en las tragedias de la Colombia profunda que plasmó en sus escritos.
«Las crónicas, reportajes e investigaciones que Germán Castro Caycedo escribió durante 10 años de su vida en El Tiempo han sido referente para varias generaciones de este diario y del periodismo del país. Se va un periodista gigante», recordó el director de ese diario, Andrés Mompotes, en un mensaje en Twitter.
La sensibilidad para escribir historias la llevó también a la televisión en 1976 cuando creó el programa «Enviado Especial» que sacó al periodismo de los estudios a las calles y que se mantuvo en el aire durante 16 años con el foco puesto en investigaciones en profundidad y de denuncia.
«Fuimos los primeros que nos echamos una cámara de cine al hombro y nos fuimos a recorrer todo el país, todo yo creo que lo recorrimos; después nos inventamos el periodismo investigativo en televisión, después la denuncia y en esa etapa nos metimos en mucho tema tabú», recordó hace muchos años en una entrevista con el también periodista Bernardo Hoyos.
Su olfato periodístico lo llevó a hacer en esos años las primeras denuncias de problemas que actualmente siguen ocupando espacio en los medios, como la industria de los agroquímicos y los plaguicidas o la contaminación de los ríos, y fue también pionero al tocar el tema del sida en la televisión con un reportaje con un enfermo en los años 80.
Al compaginar el periodismo investigativo con la literatura, Castro Caycedo escribió algunos de los mejores libros de no ficción basados en grandes historias que recogió en sus viajes por el país, como «Perdido en el Amazonas» (1978), o «Mi alma se la dejo al diablo» (1982), sobre el hallazgo del esqueleto de un hombre que murió abandonado en las selvas de El Yarí.
Uno de sus mayores éxitos fue «El Karina» (1985), nombre de un barco comprado en Hamburgo (Alemania), que fue hundido por la Armada colombiana en el océano Pacífico cargado con armas para la guerrilla del M-19.
El drama de la migración ilegal de colombianos hacia Estados Unidos también lo llevó a la literatura con «El hueco» (1989), y en años más recientes exploró otros aspectos del conflicto armado colombiano con obras como «El Palacio sin máscara» (2008), sobre la toma guerrillera del Palacio de Justicia en Bogotá en 1985. La minuciosa tarea de los servicios de inteligencia colombianos y el espionaje moderno en la lucha contra guerrilleros y narcotraficantes la convirtió en un apasionante relato de crónicas llamado «Objetivo 4» (2010), que se convirtió en súperventas.
«Casi el 90 por ciento de mis libros han salido a partir de titulares de diarios. La vida es muy dinámica en Colombia», afirmó en una entrevista con Efe en aquel año sobre su preferencia por la no ficción.
El último de los 23 libros que publicó fue «Huellas» (2019), una compilación de crónicas escritas durante toda su vida, algunas de ellas inéditas.
En su dilatada carrera, Castro Caycedo cosechó numerosos reconocimientos a su obra, entre ellos el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en varias ocasiones, incluido el Premio a la Vida y Obra de un Periodista (2015), así como el Prix Futura en Alemania (1997); el Mergenthaler-América Latina (1998), y en 2005 el Premio de Periodismo Planeta por su obra «Que la muerte espere». EFE