Grafitero de 63 años pinta mural en el centro de la ciudad, con apoyo de tallerista de Corcumvi
Un hombre que hace más de 30 años se dedica a pintar fachadas y que ahora desarrolla el arte del grafiti, gracias a los talleres de formación que se dictan en Corcumvi, dedica por estos días su tiempo a perfeccionar la técnica en uno de los muros más representativos del centro de la ciudad.
Su nombre es Luis Alfredo Sepúlveda y aunque el oficio lo inició mucho antes de que el cabello tuviera canas, hoy su pelo blanco solo es reflejo de la experiencia en el delicado mundo de la pintura y las formas.
Por eso, prefiere que su trabajo hable por él y con algo de modestia cuenta que ya dentro de su catálogo de obra se cuentan los murales del centro comercial Sunrise, en Restrepo, y una plaza de toros en un centro recreativo en Apiay, entre otros.
“Es como pecado hacer grafitis en las ciudades, entonces a uno le da miedo (enfrentarse con las autoridades). Aquí estamos gracias a Óptica Catalana que nos cedió este muro y nos contrató para que pudiéramos expresarnos con el arte. Ahora, con los talleres de Corcumvi, he podido aprender la técnica del aerógrafo que le permite a uno explorar más posibilidades de pintura”, dice Luis Alfredo.
Sin embargo, Juan Bermúdez, tallerista de grafiti en Corcumvi y profesor del muralista, dice que, si bien Sepúlveda es alumno y aprende el manejo del aerógrafo y otros elementos modernos, lo cierto es que todos los demás compañeros terminan aprendiendo de Luis Alfredo porque su experiencia con las brochas y los pinceles es innegable.
Así, gracias al entusiasmo de Luis Alfredo, a los talleres de Corcumvi y al aporte de la empresa privada, en pocos días los asiduos transeúntes del centro de la ciudad, abajo del Banco de la República, podrán observar un mural lleno de color, llaneridad y símbolos de inclusión y armonía con la naturaleza.