Las masacres evidencian el recrudecimiento de conflicto en el sur de Colombia
Bogotá. (EFE).- La matanza de tres indígenas de la comunidad Awá, la segunda en tres días en Nariño, prende las alarmas por el recrudecimiento de la violencia indiscriminada en esa región fronteriza con Ecuador, azotada por grupos armados ilegales que se disputan el control territorial.
La masacre fue perpetrada por desconocidos en el resguardo indígena Pialapi-Pueblo Viejo, ubicado en una remota zona rural, a unas nueve horas de la cabecera municipal de Ricaurte.
«Hasta el momento, por el difícil acceso a la zona, las autoridades indígenas no han identificado las personas asesinadas y las causas que dieron estos lamentables acontecimientos», expresó la Organización del Cabildo Mayor Awá de Ricaurte (Camawari) en un comunicado.
«Rechazamos y exigimos respeto por nosotros los indígenas, por la vida, por las nuevas generaciones, especialmente todos los jóvenes que merecen vivir en armonía con el territorio», expresaron.
También el pasado sábado ocho jóvenes de entre 19 y 25 años fueron masacrados por desconocidos en la aldea de Santa Catalina, cercana a la cabecera de Samaniego, en Nariño, donde horas antes había sido asesinada una mujer de 26 años, igualmente por desconocidos.
Para Claudia Cabrera, quien fue alcaldesa entre 2015 y 2019 de Policarpa, municipio ubicado en esa zona de Nariño conocida como «La Cordillera», la situación que viven los pueblos de la región «es preocupante» aunque aparentemente no haya muchos asesinatos.
«Las cifras de homicidios no suben, no hay registros de homicidios porque precisamente los cuerpos no son encontrados sino que son descuartizados, incinerados y enterrados en fosas comunes», expresó a Efe Cabrera.
La exalcaldesa de Policarpa explicó que la situación de violencia en la zona se debe a la disputa de territorios por grupos al margen de la ley, como la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias de las FARC, y a los numerosos cultivos de coca.
«Para nadie es un secreto que en Colombia tenemos más de 53 años de conflicto y desde que soy niña recuerdo que vivimos en medio de grupos al margen de la ley», afirmó.