Jóvenes pandilleros ahora son muchachos rehabilitados que sirven de guías turísticos, que debemos apoyar
Villavicencio. En un hecho sin precedentes, jóvenes pandilleros con oscuros antecedentes, ahora son hombres y mujeres de bien, de recta conducta y orientadores de la comunidad.
El caso resulta insólito para quienes conocieron a las bandas de jóvenes que en los barrios del centro, pero especialmente en el San José, La Salle, La Cruz y la Colina, todos los días, a todas las horas, cometían actos vandálicos, y no tenían consideración de ninguna naturaleza con quienes se aventuraban por transitar, a pié o en vehículos como motos o carros, por estos sectores.
Se convirtieron en el terror de la zona, y las autoridades, pese al esfuerzo hecho por la policía, no podían controlar a estos grupos que se jugaban la vida, sin importarle el sufrimiento de sus familias, quienes resultaron impotentes para disciplinarlos.
Algunos de estos jóvenes, con armas de fuego, puñales, destornilladores, navajas y otros elementos, asaltaron a centenares de personas, combatían ente ellos para hacer respetar la barrera invisible, y se enfrentaban para impedir que sus contrincantes obtuvieron mayores beneficios, fruto de su accionar delincuencial.
Algunos de los muestran en sus carnes las cicatrices de los balazos recibidos en su cuerpo, de las certeras puñaladas, que incluso penetraron en órganos vitales, pero que se salvaron milagrosamente de la muerte.
El basuco, la marihuana, las drogas sintéticas, todo lo combinaron, pero un día por obra de Dios, determinaron bajo la influencia de alguien, tomar un nuevo rumbo en la vida, y generar confianza para satisfacer a sus padres, especialmente.
Todo se suscitó por el amor a Dios, nos dijo doña María, madre de uno de estos muchachos que estuvo sumido en el vicio, que recibió varios tiros y puñaladas, que fue llevado a la cárcel, y que en asocio de sus compañeros, hicieron las pases, y ahora trabajan solidaria y mancomunadamente en un proyecto, guiando a los habitantes de Villavicencio, como a los turistas, por sendas llenas de piedra, frondosos árboles, animales y encontrarse con espectaculares fuentes de agua, que dan el salto en formadas cataratas que sirven para dar vida a quienes llegan hasta el alto de la montaña, para recibir los beneficios de la naturaleza.
Un día, Jackson, llegó a su casa y vió a su madre muy enferma, a punto de morir, atribulada, llorando, y ella, casi moribunda le pidió cambiar.
Este muchacho, así lo prometió, y ahora con otros 19 jóvenes sirven como guías y requieren la ayuda ciudadana, para continuar por este camino de honrado trabajo, que se constituye en ejemplo, de que el cambio es posible, porque donde hay voluntad, se abre un camino.
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